LA MÚSICA COMO LEMA DE VIDA
© José Carlos García Rodríguez
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José Manuel De Diego Rodríguez |
Su condición innata de “músico” -así, en la grandiosa sequedad del término, sin otro engañoso aditamento-, sintetiza la personalidad de José Manuel de Diego, “cuyas manos de elegido -dejó dicho Manuel Barbadillo-, echan a vuelo, como pájaros mecánicos en libertad, las más sutiles armonías de la ejecución y del arte”.
Para
José Manuel de Diego quien, de siempre, tuvo a gala incluir en
muchos de sus conciertos algunas composiciones sanluqueñas de
Joaquín Turina, la relación entre Sanlúcar y el maestro sevillano
era un hecho connatural. La íntima asociación artística
Turina/Sanlúcar fue una sensación estética claramente percibida
por la sensibilidad de De Diego, desde muy joven, en sus particulares
recorridos por el itinerario turiniano de la ciudad, el “paseo
romántico” en palabras del propio Turina. Este profundo
conocimiento de la intención y del mensaje de Joaquín Turina en sus
composiciones dedicadas a Sanlúcar, unido a su minuciosidad en el
análisis de las partituras, hicieron de José Manuel de Diego un
magistral intérprete del artista sevillano, un enlace de privilegio
para la impagable comunicación espiritual entre Joaquín Turina y el
espectador.
Una
vocación temprana
Nacido
en 1949 en el seno de una familia sanluqueña de profundas
inquietudes artísticas, José Manuel de Diego Rodríguez comienza
sus estudios de música junto a su padre, Manuel de Diego Lora,
también músico, de quien recibe desde muy niño lecciones de solfeo
y piano. En el Conservatorio Superior de Música de Sevilla completa
sus conocimientos en la especialidad de Piano con Ángeles Rentería.
De Manuel Castillo, apreciadísimo maestro de José Manuel, recibe
clases de Composición, en tanto Luis Blanes y Emigdio Mariani
serían, respectivamente, sus profesores de Contrapunto y de Armonía.
En el Conservatorio sevillano José Manuel obtiene las máximas
calificaciones y los premios Fin de Carrera, Honor de
Perfeccionamiento y el Joaquín Turina de Piano instituido por el
Ayuntamiento hispalense. Repetidamente becado, asiste a los cursos de
verano del Mozarteum de Salzburgo, volviendo a Austria con
posterioridad para perfeccionar sus estudios de Piano en la
Hochschule für Musik de Viena, donde durante tres cursos recibe las
orientaciones del profesor Hans Graf. La formación artística de
José Manuel sería enriquecida con el aporte de los consejos de
prestigiosos pianistas como Heinz Scholz, Walter Klien, Eduardo del
Pueyo, Walter Robert y Ramón Coll.
Docente y concertista
En
el año 1975 inicia José Manuel de Diego su actividad docente como
profesor de Piano del Conservatorio Superior de Música de Sevilla,
plaza que obtendrá por oposición en 1982. Ya como catedrático
desempeñó durante dos años, en comisión de servicios, la
dirección del Conservatorio de Música de la Macarena. Después
volvería al Conservatorio Superior hispalense para encargarse del
Grado Superior de Piano.
La
erudición musicológica de José Manuel de Diego le permitió
impartir en el Conservatorio sevillano, con total solvencia, la
lección magistral de apertura del curso 1994/1995 con el tema Los
últimos ciclos de piezas para piano solo de J. Brahms. Como
pedagogo, la categoría de De Diego está avalada por los importantes
galardones conseguidos por sus alumnos. Su faceta como concertista le
llevó a actuar, con gran éxito de público y el aplauso
generalizado de la crítica, por numerosas ciudades españolas y
extranjeras, tanto como solista como integrado en grupos de cámara,
habiendo igualmente formado dúo con los violinistas Alexis
Galparine, Aiko Komon, Wilfried Schwarzt y Lionel Horstadt y actuado
con las cantantes Paloma Pérez Íñigo y Teresa Guedes. Entre los
conciertos memorables del músico sanluqueño destacaríamos el
recital junto al violinista Alexis Galparine, en 1981, con motivo del
XXX Congreso Mundial de Juventudes Musicales, en el sevillano Teatro
Lope de Vega, el mismo marco en el que intervendría dentro de la
Quincena de Música Andaluza, en 1983, con un recital de piano con
obras de Turina, Falla y Castillo; la gira con la Orquesta
Filarmónica Andaluza, en 1985, y el concierto del aniversario de
Joaquín Turina en el que José Manuel de Diego estrenó obras de los
compositores contemporáneos españoles Joaquín Hons, Francisco
Cano, Pablo Sorozábal y Joaquín Rodrigo.
José
Manuel de Diego, quien es invitado con asiduidad para formar parte
como miembro de jurado en importantes concursos de piano de carácter
nacional, así como para impartir cursillos de esta misma
especialidad instrumental, nos ha dejado muestras de sus
excepcionales condiciones como pianista y de su sentido musical en
las grabaciones realizadas para Radio Nacional de España y para el
programa musical Clásica de Canal Sur. Igualmente intervino en
diversas ocasiones, para deleite de sus paisanos sanluqueños, en el
Festival Internacional de Música A Orillas del Guadalquivir, como
solista de orquesta, en recital o bien formando parte de agrupaciones
de cámara.
Homenaje
a Antonio Lucas Moreno
El
29 de mayo de 1998 pronuncia José Manuel de Diego su discurso de
recepción como académico numerario de la Real Academia de Bellas
Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Antonio Lucas Moreno:
recuerdo y semblanza de un gran pianista, todo un alarde de labor
investigadora sobre la vida de un artista paisano considerado como
uno de los más grandes pianistas españoles del pasado siglo, es el
tema de la magistral exposición de José Manuel en aquel solemne
acto.
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De Diego, junto a su familia, el día de
ingreso como Académico en la Academia
de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. |
El
contenido del discurso del músico sanluqueño fue un afectuoso
homenaje a su paisano Lucas Moreno en el que De Diego mostraba su
admiración por las cualidades pianísticas y la personalidad del
artista insigne al que Joaquín Turina confiase, el 26 de marzo de
1924, la primera interpretación en Madrid de la sonata Sanlúcar de
Barrameda como deferencia especialísima. Julio García Casas, gran
amigo de De Diego, es el encargado de contestarle. En su discurso,
García Casas expone la semblanza del nuevo académico, incidiendo
tanto en las virtudes como músico, como en las cualidades que
aureolan la personalidad de José Manuel. “Como ser humano, como
amigo, como músico, como pedagogo y como pianista -dice Julio García
Casas en aquella memorable ocasión-, las cualidades del nuevo
académico son, más que notorias, sobresalientes”. Y continuaba:
“La ordenación de los ingredientes de su personalidad ni es
fortuita ni obedece al azar: para mí, ante todo y sobre todo, el ser
humano con sus virtudes y sus vicios, con su alegría y abatimiento,
con su carga gravosa de perecedera humanidad. Después, el amigo, que
sabe estar más cerca de sus amigos en los momentos difíciles y
enojosos que en los alegres y placenteros. Después el músico, que
añade una maravillosa dimensión a la persona humana y, bien es
sabido, como expresara Cervantes que donde hay música no puede haber
cosa mala. Muy cerca de ella, el pedagogo y maestro, que sabe poner
con paciencia y sabiduría sus conocimientos al nivel y altura del
discípulo, con lo que la pedagogía se transforma así en vehículo
idóneo para transmitir, sin que se note mucho, los rasgos de la
propia personalidad. Y, finalmente, el pianista destacado que utiliza
el instrumento como vehículo de su propio pensamiento y como
prolongación de su personalidad”. Toda una acertadísima
definición la de García Casas de las excelencias que convergían en
el hombre ejemplar y artista sublime que fue José Manuel de Diego
Rodríguez. Así podemos confirmarlo quienes tuvimos la ocasión y la
suerte de tratar a este sanluqueño ilustre que nos dejó el 26 de
octubre de 2013.
JOSÉ
CARLOS GARCÍA RODRÍGUEZ
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PUBLICADO EN REVISTA CIRQULO
Nº 6 Enero-Febrero de 2015 |