LAURA VITAL

LA VERDAD DEL FLAMENCO


© José Carlos García Rodríguez









Con motivo de la celebración del Día de la Provincia del año 2020, la Diputación de Cádiz otorgó una de sus medallas a Laura Vital, una distinción que se une a la dilatadísima nómina de premios que han venido reconociendo a la cantaora sanluqueña -hoy ya artista grande y en plena madurez- como una de las figuras más representativas e indiscutibles del flamenco actual.


Nacida en 1980 en el seno de una familia marinera y de gran tradición flamenca, Laura Vital Gálvez se crió en Bajo de Guía, acunada por las brisas de Doñana y los cantes de su padre, José Vital, bien conocido en los ambientes cantaores como “El Caramelo”. No es nada extraño que con los antecedentes que envolvieron su infancia, Laura Vital evidenciara desde muy niña la pasión por el arte que ha sido, según sus propias palabras, “la banda sonora de su vida”. No recuerdo mi vida sin cantar y sin la música -confesaba Laura a la periodista Rosa Brito hace unos meses-, crecí en un ambiente en el que el flamenco se vivía de una manera muy natural, escuchando cantar a mis abuelos y a mi padre, que fueron mis primeros maestros, y empapándome de mi tierra y de sus gentes”.
Laura Vital con su padre, el cantaor José Vital "El Caramelo", en la
Bienal de Flamenco de Sevilla.

En 1992, con tan solo once años, Laura debuta en público en un festival que se celebra en la Peña Cultural Flamenca “Puerto Lucero”, entonces establecida en un local situado en la Playilla de la Red. Y desde entonces no ha parado de hacer lo que más le gusta: cantar y expresar a través de su arte lo que ella es y siente y siempre buscando la verdad del flamenco.
El escritor, poeta y flamencólogo Eduardo Domínguez Lobato tiene la oportunidad de conocer las grandes dotes que adornan a la jovencísima cantaora a la que le augura un espléndido porvenir artístico, además de inculcarle un consejo que Laura siempre tendría muy presente: la necesidad de formación de los artistas del flamenco como el mejor medio de ennoblecer este arte. Precisamente con dos representaciones de Domínguez Lobato -”Yo, el cante” y Toreros y flamencos”- realiza Laura Vital entre los años 1992 a 1996 una primera gira que la llevaría por las principales universidades de Andalucía. 

Sin abandonar ni por un momento su pasión flamenca, la joven cantaora inicia los estudios de Psicología en la Universidad de Sevilla, donde alcanzará la licenciatura, y es becada por la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco entre 1998 y 2000, año este último en que gana el Giraldillo al Cante en el Concurso de Jóvenes Flamencos de la XI Bienal de Flamenco de Sevilla. Con anterioridad Laura ya había logrado un buen número de primeros premios en concursos nacionales de cante: Prado del Rey (1997), Cartagena (1997), Los Barrios” (1997), Ubrique (1998), Murcia (1998), Lora del Río (1998), Mairena de Alcor (1999), Lepe (1999)... y así hasta completar más de una veintena de galardones que van avalando una prestigiosa trayectoria. En 2008 el Instituto Andaluz de la Juventud le otorga el premio “Cádiz Joven 2008” y dos años más tarde es el Instituto Andaluz de la Mujer quien la reconoce como “Mujer Emprendedora 2010”. Ese mismo año el Ayuntamiento de Sanlúcar le concede la Insignia de Oro de la Ciudad.
A la par que los premios, se van sucediendo los recitales y las giras que llevan a Laura Vital por los más importantes teatros de España y del resto de Europa (Teatro Real de Madrid, Teatro de la Maestranza de Sevilla, Chatelet de París o Concertgebouw de Amsterdam), compartiendo su trabajo con figuras como José Menese, Enrique de Melchor, Vicente Amigo, Carmen Linares, José Mercé, Miguel Poveda o Teresa Berganza. En estos escenarios interpreta conciertos propios o formando parte de espectáculos como “A mis soledades voy”, “Sueños de ida y vuelta”, “Flamenco Land”, “El amor brujo”, “Sentimientos de Pasión” o “Flamenco School Musical” que estrena en la XVI Bienal de Arte Flamenco de Sevilla de 2010. Más recientes son sus espectáculos “De buena rama”, junto a su padre  y principal maestro, José Vital; “Así que pasen 25 años”,  conmemoración de su vigésimo quinto aniversario en el mundo de la música; y “Flamenco con nombre de mujer”, un espectáculo en el que Laura Vital expresa su particular homenaje “a la valentía y resistencia de la mujer flamenca, a todas esas cantaoras que vencieron prejuicios morales, religiosos y el tutelaje impuesto por la sociedad patriarcal”.
Con su “Flamenco con nombre de mujer” y acompañada a la guitarra por Eduardo Rebollar, Laura Vital homenajeó en agosto de 2019 en las “Noches en los Jardines del Real Alcázar”, en Sevilla, a su admirada Pastora Pavón “La Niña de los Peines” en el cincuenta aniversario de su fallecimiento. 

Laura Vital y el guitarrista Eduardo Rebollar en "Noches en los Jardines del Real Alcázar"
 (Sevilla, agosto de 2019)

La docencia, la enseñanza del arte flamenco, constituye una importante faceta de la personalidad de Laura Vital a quien siempre le ha preocupado el escaso interés de las autoridades académicas por una parte tan fundamental de la cultura española, y muy especialmente andaluza, como es el arte flamenco. En 2007, tras una convocatoria pública de mérito, la cantaora sanluqueña es nombrada Profesora de Cante Flamenco del Conservatorio Profesional de Música Cristóbal de Morales de Sevilla, convirtiéndose en la primera mujer en impartir Música Flamenca en un conservatorio público. Con anterioridad, Laura había ejercido durante varios cursos como profesora de la asignatura de Cante en la Escuela de Arte Flamenco de la Fundación Cristina Heeren, donde enseñó los “Cantes de Cádiz”. “En mi trabajo en el conservatorio -manifiesta Laura- les doy a mis alumnos las pautas para que conozcan los cantes, la métrica, trabajar un repertorio, enseñarles a mejorar a través de escalas, mejorar la afinación, el ritmo, el compás… pero realmente el arte es inherente a la personalidad de cada uno, y eso es algo que cada cual debe descubrir por su cuenta”.
Portada del disco "Tejiendo lunas" (2017)
No son muchas las grabaciones discográficas con que cuenta Laura Vital, quien se muestra poco amiga de grabar por una simple consideración comercial. Entre sus grabaciones se encuentran “Cantando junto a la mar” (1994), “Jóvenes Flamencos de la Bienal” (Senador 2001), un Dvd directo desde el Teatro de la Maestranza de Sevilla con el espectáculo “A mis soledades” de José Menese (Boa Record 2005) y, muy especialmente, “Tejiendo Luna” (2017), un disco en el que Laura Vital muestra su gran amor por el flamenco. En esta grabación la sanluqueña crea vínculos comunes entre el flamenco con otras culturas vecinas y las diferentes músicas que conforman tan particular microcosmos. Tomando como base el cante jondo, Laura se adentra en el terreno de lo espiritual para simbolizar el propio eclecticismo del flamenco, crisol de músicas alejadas en el espacio pero muy cercanas en su forma de expresión. En palabras del prestigioso flamencólogo José María Velázquez-Gaztelu, “Tejiendo lunas” es “la inspirada obra de una persona sabia, emocionada ante el hecho portentoso de la creatividad, que surge de manera torrencial, pero con un dominio técnico admirable y sin fisuras, producto también de una profunda formación musical”.