DRAMATURGO, PERIODISTA Y BIBLIÓFILO ERÓTICO
© José Carlos García Rodríguez
Joaquín López Barbadillo |
Autor teatral de señalados triunfos, cronista taurino de renombre, periodista de prestigio y estimable poeta, son algunas de las facetas que confluyen en la personalidad de Joaquín López Barbadillo y González Hontoria, un sanluqueño injustamente olvidado por una ciudad caracterizada por negar el reconocimiento a sus hijos más ilustres. López Barbadillo, personaje muy popular en el Madrid de principios del pasado siglo, fue también un bibliófilo especializado en literatura erótica entre cuyas más de 400 obras poseía como joya la primera traducción española de Thérèse philosophe, ou Mémoires pour servir à l'histoire du P. Dirrag, et de Mlle. Éradice (1748), la famosa novela libertina atribuida a Jean-Baptiste Boyer, Marqués de Argens (1703-1771), fechada en 1812 y considerada como el primer impreso erótico en español para la época contemporánea.
Contaba Toto Barbadillo de su pariente Joaquín López Barbadillo que éste "era bohemio por excelencia, su espíritu no podía desenvolverse en el ambiente pueblerino y tan pronto alcanzó la mayoría de edad y huérfano abandonó la autoridad de su tutor Don Domingo Pérez Marín"(1). Joaquín, nacido en Sanlúcar el 12 de septiembre de 1875, era biznieto de Manuel López Barbadillo quien en 1821 se unió a su primo Benigno Barbadillo para comprar a medias la bodega El Toro con la que se inició el negocio de vinos de esta familia.
Una de las novelas eróticas traducidas por López Barbadillo. |
López Barbadillo, un joven desenfadado y dicharachero, marchó a Madrid donde frecuentó la bohemia en compañía de su amigo el poeta y dramaturgo Joaquín Dicenta. Agotados todos sus recursos económicos se trasladó a San Sebastián donde permaneció durante un tiempo trabajando en un comercio donde ejercía de dependiente, intérprete y redactor de reclamo en una joyería cuyo dueño, que era editor, le ayudó a fundar el periódico El Intransigente y la lujosa revista Hispano Americana que fueron la base de su recuperación monetaria.
Recién iniciado el siglo XX Joaquín regresa a la capital de España donde comienza su carrera como autor teatral. En 1901 estrena en el Teatro Español el juguete cómico El fin del mundo. A esta obra seguirían los entremeses -ambos estrenados en el Teatro de la Princesa-, La boca del león (1906) y El mirlo (1908), éste último escrito en colaboración con Diógenes Ferrand, y la comedia lírica Camino de las flores, con música del maestro Ramón Guitart, que estrena en el Teatro Cómico el 29 de febrero de 1909. El 27 de marzo de aquel mismo año la compañía de los popularísimos Loreto Prado y Enrique Chicote estrena en el mismo Teatro Cómico la novela escénica Piel de Oso, original del autor sanluqueño en colaboración con Ángel Custodio y música de Tomás Bretón. Del éxito del estreno de esta obra escribe en ABC el famoso Floridor, seudónimo que usa el escritor Luis Gabaldón:
La compañía de Loreto Prado y Enrique Chicote saluda en el estreno de la obra "Piel de Oso" en el Teatro Cómico de Madrid. |
"Nuestros buenos amigos y compañeros López Barbadillo y Ángel Custodio han tenido un completo acierto al llevar al teatro su novela escénica Piel de Oso. Escritores tan bien impuestos en el gusto y en las orientaciones del moderno teatro no podía apadrinar una simpleza, pues a pesar de que un célebre autor ha dicho que no hay tontería que no haya sido pensada o escrita por un grande hombre, esto no pasa de ser una ingeniosidad como otras muchas que enriquecen el archivo de los calendarios. Piel de Oso es una comedia con tonos melodramáticos, de encontrada originalidad, agridulce, tristemente irónica, a la manera, y éste es su mejor elogio, que la hubiera podido concebir el insigne maestro de todos: Jacinto Benavente. Hay, sí, en Piel de Oso, estructura benaventiana, atisbos y calor del teatro de la vida, perfectamente vistos y desarrollados. Es Piel de Oso la novela de una heroína de circo, de una de esas mujeres que nacieron fatalmente malditas, con su mala ventura por eterno guía. La comedia está bellamente escrita y su interés no es artificioso; emerge con naturalidad de la propia entraña del asunto. Coronó el éxito la concienzuda labor del maestro Bretón, que ha escrito para Piel de Oso una partitura muy inspirada, de la que sobresale un bello preludio, que fue repetido; un dúo delicadísimo y un aire de can-can. Los autores fueron ovacionados innumerables veces al final de la obra. La interpretación, en conjunto, irreprochable. Loreto y Chicote, como siempre, respondieron a sus tradiciones, logrando especialmente Loreto, por razón del personaje, un gran éxito personal. Lo bien dispuesto de la escena acusaba la indudable autoridad de Chicote como director. Muy bonita la decoración de Martínez Gari. Hay obra para rato". (2)
Totalmente introducido en el ambiente teatral madrileño, Joaquín López Barbadillo continuaría, casi siempre con aplauso, con sucesivos estrenos: El traje de Venus (comedia, 1909), Los ochavos (disparate cómico-lírico, 1910), La danza de la muerte (novela escénica, 1911), El hongo de Pérez (juguete cómico, 1911), La perra gorda (juguete cómico, 1912)...
Carta de López Barbadillo a Fernández Shaw (Fundación Juan March) 1 |
Carta de López Barbadillo a Fernández Shaw (Fundación Juan March) 2 |
En el haber literario del escritor sanluqueño también encontramos algunas novelas como La epopeya de la mugre y El hijo de Celestina y la zarzuela El Torerito, además de una amplísima actividad periodística. En 1915, a la muerte del periodista Eduardo Muñoz, quien hiciera famoso su seudónimo N. N., Joaquín López Barbadillo se hace cargo de la crítica taurina de El Imparcial, por entonces el diario de mayor tirada de España en el que ya colaboraba de forma asidua con artículos literarios. El sanluqueño, quien firma sus trabajos con su nombre seguido de sus cuatro apabullantes apellidos, escribe unas crónicas taurinas brillantísimas y reveladoras de conocer a fondo el toreo en sus distintas manifestaciones, además de empezar a marcar la modernidad con su estilo literario. Con anterioiridad López Barbadillo había colaborado igualmente como revistereo taurino en Respetable Público, publicación subtitulada Semanario Ilustrado de Espectáculos, hasta la desaparición, en 1911, de este periódico que ofrecía información sobre los teatros de Madrid y provincias, aunque sus páginas estaban fundamentalmente dedicadas al mundo de la tauromaquia y a las corridas de toros, ofreciendo puntualmente crónicas de las temporadas taurinas de toda España, así como de América (Méjico, especialmente), de Francia y hasta de Orán (Argelia).
Preocupado
por la desprotección de los periodistas, Joaquín López Barbadillo
fue un firme partidario de organizar una asociación en la que los
profesionales de la información pudieran defender sus intereses.
Junto a otros colegas como Tomás Borrás o Francisco Manchacoses, y
con el apoyo de Miguel Moya, por entonces presidente de la Asociación
Profesional de Prensa donde estaban integrados los directores de
periódicos, se convocó una reunión a la que asistieron cientos de
periodistas madrileños. En aquella asamblea celebrada el 6 de agosto
de 1917 en los locales de la Asociaciónn Profesional de Prensa se
fundó la Unión General de Periodistas cuyos estatutos quedaron
aprobados y se eligió una junta directiva en la que López
Barbadillo pasó a ocupar el cargo de vicepresidente.
Joaquín López Barbadillo se consagró a traducir y editar las más celebradas obras eróticas, entre ellas Comedia del Herrador (3) de Pedro Aretino, Gamiani o dos noches de pasión (4) de Alfred Musset y la novela Anandria. Confesión de la señorita Safo. Historia ingenua, rara y deliciosa de una libertina precoz y de una sociedad secreta de amor sáfico. Obra francesa anónima del siglo XVIII, por primera vez puesta en castellano por Joaquín López Barbadillo que la imprime a su costa (5). Era una época en que se publicaron prestigiosas colecciones de literatura erótica como las traducidas por el escritor sanluqueño que aparecerían editadas dentro de la serie llamada Biblioteca de López Barbadillo y sus amigos. Entre 1914 y 1924, Joaquín López Barbadillo publica en esta colección veinte volúmenes en pequeñas tiradas de varios cientos de ejemplares, cincuenta de ellos numerados. La censura intentaba evadirla, aunque no siempre con éxito, alegando que eran traducciones e impresiones privadas, bajo suscripción para bibliófilos y prácticamente como un pasatiempo entre sus amigos.
Poco antes de 1920, López Barbadillo puso a la venta una parte de la magnífica colección que poseía de "libros raros y curiosos referentes a materias eróticas", compuesta por más de 300 ejemplares, franceses la mayoría de ellos. Tras su muerte en Madrid, a los 47 años, el 6 de noviembre de 1922, su viuda vendió el resto de aquella biblioteca picaresca, una de las mejores que existían en España.