UNA SANLUQUEÑA PIONERA DEL AMERICANISMO
© José Carlos García Rodríguez
María de Lourdes
Díaz-Trechuelo y López-Spínola (Sanlúcar de Barrameda, 11 de
febrero de 1921- Sevilla, 16 de marzo de 2008), es una figura fundamental
del americanismo y filipinista de enorme prestigio cuyos estudios e
investigaciones la erigieron en una de las mayores autoridades
mundiales de su especialidad.
“Mis
padres se casaron en 1920 y justamente en el primer aniversario de su
boda, el 11 de febrero de 1921, llegué yo a este mundo. Como en los
felices años veinte los niños nacían en casa, mi madre se fue a
casa de la suya cuando llegó el momento de dar a luz, costumbre que
siguió en ocasiones sucesivas. Por eso, mis hermanos y yo somos
sanluqueños”(1). De
esta forma hace alusión Lourdes Díaz-Trechuelo en su libro
autobiográfico titulado A la mitad del camino a su nacimiento
en Sanlúcar
La
casa en la que nace Lourdes Díaz-Trechuelo es la que se encuentra
situada en la calle Bolsa número 6, entonces domicilio de su abuela
materna, Pura Vila, quien fuera distinguida como hija predilecta de
Sanlúcar en 1961 por su carácter filantrópico, como leemos en la
lápida que en la fachada del edificio perpetúa aquel nombramiento
municipal:
En esta casa nació doña
Purificación Vila y Linares, viuda de López Spínola, virtuosísima
dama, amparo de los desvalidos, hija predilecta de esta ciudad. 7
abril 1961
Los padres de Lourdes fueron José
Díaz-Trechuelo y Pareja, hijo del marqués de Villavelviestre, y
Soledad López-Spínola Vila, a quien en 1927 le serían reconocidos
sus derechos sucesorios al Marquesado de Spínola. La madre de
Lourdes era sobrina-nieta del beato Marcelo Spínola,
cardenal-arzobispo de Sevilla quien en sus primeros años de
sacerdocio fuera capellán de la iglesia sanluqueña de La Merced.
Lourdes Díaz-Trechuelo en la Biblioteca de la Universidad de Córdoba. |
UNA
ALUMNA BRILLANTE
La
preparación intelectual de Lourdes fue confiada por sus padres a
profesoras particulares que se encargaron de ir dotando a la niña de
una cultura básica: lectura, escritura, las cuatro reglas y muy poco
más. Las clases de francés y las nociones de solfeo complementaban
a forma de decoración aquel elemental aprendizaje. Como era la norma
generalizada por aquellos años entre las jóvenes de la alta
burguesía, el destino de Lourdes era hacer una buena boda con el
pretendiente más adecuado. Pero las previsiones familiares se
trastocan cuando una de sus profesoras, Salomé Mojarro Rodríguez,
confía en que las cualidades de su espabilada alumna le podían
permitir el afrontar con total garantía futuros estudios
universitarios. “Recuerdo muy bien el primer día que apareció
por casa a darme clase -escribe Lourdes Díaz-Trechuelo sobre aquella
pedagoga que llegó a cambiar su vida-; iba muy enlutada porque
acababa de morir su padre, y eso unido a su tez oscura, le daba un
aspecto bastante fúnebre. Pero en cuanto empezó a hablar conmigo
comprendí que nos íbamos a entender muy bien” (3).
De
la mano de Salomé Mojarro, Lourdes aprende Historía, Geografía,
Aritmética, Ciencias Naturales y Gramática. Tras ser vencida la
oposición paterna, Lourdes empieza en el curso 1932/1933 sus
estudios de bachillerato, por libre, según el plan trazado por la
señorita Mojarro, quien se encarga de matricularla en el Instituto
Nacional de Segunda Enseñanza de la sevillana calle de Amor de Dios,
el que años más tarde sería Instituto San Isidoro. El 8 de junio
de 1933 Lourdes aprueba el examen de ingreso y entre los días 16 y
25 de aquel mismo mes se examina, con brillantes resultados, de las
ocho asignaturas que componían los dos primeros cursos de bachiller.
El 24 de agosto de 1938, en plena Guerra Civil, Díaz-Trechuelo
supera el examen de ingreso en la Universidad de Sevilla con Premio
Extraordinario.
UNA
AUTORIDAD MUNDIAL EN ESTUDIOS SOBRE FILIPINAS
Lourdes Díaz-Trechuelo en un acto académico. |
El mismo año de la licenciatura de
Lourdes Díaz-Trechuelo el Gobierno crea en Sevilla, por iniciativa
de Vicente Rodríguez Casado, catedrático de Historia Universal, la
Escuela de Estudios Hispano-Americanos (EEHA), centro adscrito al
Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Esta escuela se
encargaría de impartir cursos especializados de historia americana
que Lourdes sigue, obteniendo el título de Diplomado en Estudios
Americanos. Incorporada en aquel centro científico sevillano,
Diaz-Trechuelo se ocupó junto al profesor José Antonio Calderón
Quijano de organizar una biblioteca temática que, con el tiempo,
llegaría a alcanzar un enorme prestigio. Del paso de Díaz-Trechuelo
por la Escuela de Estudios Hispano-Americanos dice el profesor García
Abásolo:
“La Escuela de Estudios
Hispano-Americanos debe a Lourdes Díaz-Trechuelo mucho en tantos
aspectos, pero especialmente hay que resaltar la labor que desarrolló
con el profesor José Antonio Calderón Quijano en la organización
de una Biblioteca cuyos fondos llegaron a obtener la estima del
americanismo europeo. Y esta colaboración continuó produciendo
buenos frutos, con la compañía de otros colegas, en el estudio de
la historia colonial de Nueva España, en el cuajado proyecto de
investigación acerca de los virreyes de la época de Carlos III y el
comienzo de la labor de investigación personal y dirección de
trabajos que la ha llevado a conseguir la consideración de ser la
experta por excelencia en los estudios de la historia de la presencia
española en Filipinas.” (4)
Por sugerencia de Enrique Marco
Dorta, investigador responsable de la sección de Historia del Arte
Colonial en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos y catedrático
de Arte Hispano-Americano en la universidad hispalense, Lourdes
Díaz-Trechuelo realiza su primera investigación sobre Filipinas de
la que resulta el artículo Manila española. Notas sobre una
evolución urbana, publicada en la revista Estudios
Americanos. Este artículo sería el germen de una obra
monumental que llevaría por título Arquitectura española en
Filipinas 1565-1800 (Editada en 1965 en Sevilla por la Escuela de
Estudios Hispano-Americanos) y que ya fuera en 1955 su tesis doctoral
dirigida por Diego Angulo Íñiguez en la Universidad de Madrid, con
la que Lourdes obtuvo Premio Extraordinario y que, además, sería
galardonada con el Premio Luis Vives del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas. Esta obra habría de significar el
comienzo de la plenitud de la historiografía filipinista en España,
de la que Díaz-Trechuelo, su pionera, llegaría a estar considerada
como una de las mayores especialistas mundiales.
SU
VIDA DOCENTE E INVESTIGADORA
En
1970 Lourdes Díaz-Trechuelo comienza su actividad docente como
profesora agregada de Historia de América en la Universidad de
Granada. Allí permanece durante varios cursos hasta que en 1975
obtiene por oposición la cátedra de la misma especialidad para
pasar a la Universidad de Córdoba donde su estancia, además de
fructífera en lo académico, le granjeó el aprecio de los
cordobeses quienes la reconocen con el nombramiento de “Cordobesa
del año” en 1987, el año de su jubilación.
A partir de su tesis doctoral, las investigaciones y estudios de Lourdes Díaz-Trechuelo se ocuparon de una forma muy especial de Filipinas, aunque sin desdeñar en absoluto los temas americanos. Ya en 1958 había publicado el estudio Dos nuevos derroteros del Galeón de Manila. 1730 y 1733 (Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CSIC, Sevilla). Por su obra La Real Compañía de Filipinas (editado por la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CESIC, Sevilla, 1965), donde aborda la historia económica del archipiélago, recibe en 1960 un galardón que le concede el Banco de España. En 1965 publica Navegantes y conquistadores vascos (Publicaciones Españolas, Madrid) y al año siguiente la Separata de Philippines Studies (Manila) acoge su trabajo The economic development of the Philippines in the second half of the eighteenth century.
En
la década de los setenta Díaz-Trechuelo escribe La organización
del viaje magallánico: financiación, enganches, acopios y
preparativos (en A viagem do Fernao de Magalhaes e a questao
das Molucas – Junta de Investigaçoes Cientificas do Ultramar,
Lisboa, 1975); y en los ochenta, Bernardo O'Higgins: el padre de
la patria chilena (Anaya, Madrid, 1988); Francisco Pizarro, el
conquistador del fabuloso Perú (Anaya, Madrid, 1988) y Las
expediciones al área de la especiería. Filipinas en el siglo XVI
(Rialp, Madrid, 1989). A estas obras seguirían Cristóbal Colón:
primer almirante del Mar Océano (Ediciones Palabra, Madrid,
1991); Diario particular del camino que sigue un virrey de México:
desde su llegada a Veracruz hasta su entrada en la capital
(Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, Madrid,
1994); Bolívar, Miranda, O'Higgins y San Martín: cuatro vidas
cruzadas (Encuentro, Madrid, 1999) y Filipinas, la gran
desconocida (Universidad de Navarra, Uninsa, Pamplona, 2001).
Aparte de sus numerosos libros,
Lourdes Díaz-Trechuelo nos ha dejado centenares de artículos en
revistas científicas y obras colectivas. De su Sanlúcar natal,
entre otros muchos artículos, escribe Sanlúcar de Barrameda y la
Primera Vuelta al Mundo (en Sanlúcar y el Nuevo Mundo,
obra coordinada por Ramón María Serrera Contreras, 1999) y
Sanlúcar de Barrameda: antesala de América (en De
puntillas por la Historia, obra coordinada por Luis Palacios
Bañuelos, 1997).
Además de su pertenencia como
académica de la Real de la Historia (Madrid), Sevillana de Buenas
Letras (Sevilla), de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría
(Sevilla), Hispanoamericana (Cádiz) y de Ciencia, Bellas Letras y
Nobles Artes (Córdoba), su trabajo científico le sería reconocido
a Lourdes Díaz-Trechuelo con el Lazo de Dama (encomienda) de la
Orden de Alfonso X El Sabio concedido por el Ministerio de Educación
y Ciencia en 1963; con el Premio de Investigación Andalucía y
América, otorgado por la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía en 1985 y con la Medalla de Honor de la República de
Filipinas, entre otras muchas recompensas y condecoraciones.
Al fallecer su hermano José
Eduardo, Lourdes fue heredera de los derechos sucesorios del título
del Marquesado de Spínola que ostentó hasta su fallecimiento en su
casa del Barrio de Santa Cruz de Sevilla el 16 de marzo de 2008,
Domingo de Ramos, a la edad de 87 años.
NOTAS:
- Díaz-Trechuelo, Lourdes: A la mitad del camino, Rialp, Madrid, 1997, p. 16.
- Ibídem, p.17.
- Ibídem, p.27.
- García Abásolo, Antonio: Homenaje a la profesora Lourdes Díaz-Trechuelo, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, Córdoba, 1991, p. 9
José
Carlos García Rodríguez