JOSÉ ANTONIO DE ALDAMA Y PRUAÑO - "EL PADRE ALDAMA"

 EL GRAN TEÓLOGO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

 

© José Carlos García Rodríguez





José Antonio de Aldama y Pruaño, el Padre Aldama, fue uno de los teólogos jesuitas españoles más notables del pasado siglo, gran especialista en los escritos de los Padres de la Iglesia -la llamada Patrología- y de la Historia de la Teología Postridentina.

Aldama y Pruaño, nacido en la calle de la Plata de Sanlúcar el 8 de julio de 1903, fue el tercer hijo del vasco Antonio Aldama y Mendívil, portador de los títulos pontificios de conde de Aldama y marqués de Ayala, y de la trebujenera Dolores Pruaño Velarde. De ellos nos habla Rafael Montaño en un brillante trabajo de investigación tituladoHistoria de los señores Condes de Aldama: de la bodega al convento” cuyo autor nos desvela la personalidad de los miembros de esta familia y los pormenores de su negocio de vinos que llegó a situarse como una de las más importantes empresas exportadoras del Marco de Jerez.

El título del trabajo de Montaño ya nos descubre alguna peculiaridad de los Aldama “cuya casa -nos dice Santiago Pérez del Prado- fue rociada sorprendentemente de vocaciones religiosas”. Porque, en efecto, la familia Aldama, profundamente cristiana, vería como los cinco hijos que sobrevivieron a los siete vástagos habidos en el matrimonio de don Antonio y doña Dolores, se consagraban a Dios por los votos religiosos. Así, mientras los varones -José Antonio, Antonio María y Francisco de Borja- ingresaron en la Compañía de Jesús, las dos hijas -Concepción y Natividad- se convirtieron en esclavas del Sagrado Corazón. Y no quedaron aquí las vocaciones surgidas en el seno de aquella familia ya que el mismo conde de Aldama llegaría a ordenarse sacerdote en Granada en la Nochebuena de 1929. Al día siguiente, festividad de la Navidad, el conde viajaría hasta Sevilla para imponer a su esposa el hábito de la Orden de la Visitación de Santa María (Salesas). Antonio Aldama y Mendívil entró el 5 de enero de 1930 en la Compañía de Jesús en Loyola donde falleció a las pocas semanas asistido espiritualmente por su hijo José Antonio, ante quien emitió los votos “in articulo mortis”.

No es extraño que en el ambiente de profunda religiosidad que vivió José Antonio de Aldama y Pruaño desde su más tierna infancia, sintiera bien pronto la vocación religiosa y su deseo de ingresar en la Compañía de Jesús. En 1916, cuando cuenta con 13 años, ingresa en el Seminario que los jesuítas tenían en Ciudad Real, pasando cinco años más tarde al Noviciado de Granada donde hace sus estudios humanísticos y filosóficos siendo José Hellín su principal maestro, de quien aprendió el vigor especulativo. En 1920 hace sus primeros votos, obteniendo en 1925 el grado de doctor en Filosofía.



Tras permanecer unos cursos como docente en el Colegio de San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María, Aldama y Pruaño continuó su formación para obtener el grado de doctor en Teología, pasando por Oña y después por Burgos donde fue discípulo de los grandes teólogos Blas Beraza Gorostiza y Marcos Martínez. Ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1929, el Padre Aldama continúa en Valkuenbur (Holanda) sus estudios teológicos, aprendiendo de Johannes Rabeneck el gusto por una teología positiva, más patrística que bíblica. Finalmente concluiría su larga etapa de formación, entre 1931 y 1933, en la Universidad Gregoriana de Roma, logrando el grado de maestro agregado con su tesis “El símbolo toledano I” bajo la dirección de Joseph de Chellinck. Por el influjo de sus profesores Rabeneck y Hellín el ideal teológico de Aldama procuró unir lo positivo y lo especulativo, tomando como modelos a los grandes maestros de la escuela teológica clásica de la Compañía de Jesús.

El Padre Aldama fue profesor de “Teología Dogmática” en la Universidad Gregoriana entre 1934 y 1937, así como en diversas ocasiones en Granada donde también ejercería como decano y como rector de la Facultad de Teología entre 1940 y 1945, ocupándose de la organización de la vida académica y de los seminarios de la diócesis de la provincia eclesiástica granadina destruidos durante la guerra. Con posterioridad sería trasladado como profesor a la Universidad Pontificia de Salamanca donde estuvo desde 1950 a 1959.

Durante su permanencia en Granada, ciudad a la que siempre estuvo muy ligado, el Padre Aldama fundó el anuario “Archivo Teológico Granadino”, una revista especializada del Centro de Estudios Postridentino de la Facultad de Teología, preocupándose por un método teológico que subrayara fuertemente el magisterio de la Iglesia, en especial la tarea del teólogo. En esta preocupación se reflejaba la espiritualidad jesuítica del Padre Aldama y de la importancia que en ésta tiene un vínculo especial de amor y servicio al Papa. Intervino muy decididamente en el proyecto y la elaboración de dos series de manuales de teología: uno en latín, anterior al Concilio Vaticano II (“Sacrae Theologiae Summa”), de gran difusión dentro y fuera de España y en la que publicaron varios tratados dogmáticos (mariología, virtudes infusas, sacramentos en general, eucaristía), y otro en castellano posterior al concilio (“Historia salutis”). En estudios mariológicos el Padre Aldama colaboró muy activamente con el sacerdote y teólogo franciscano croata Carlos Balic durante los años caracterizados por el movimiento mariano, especialmente bajo el pontificado de Pío XII.

A título personal -escribió el jesuita Alberto Torres- digo que el Padre Aldama me resultó particularmente grande en su humanismo. El era un hombre de talla intelectual, teológica, espiritual, etc. y hablando con él te veías obligado a pensar que o eras tan grande como él o él era tan pequeño como tú".

En 1951 el Padre Aldama entró en contacto con la congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada que había sido fundada poco tiempo antes por la religiosa María Rosario Lucas Burgos. En la organización de aquel instituto ayudó el religioso sanluqueño a la madre fundadora para que hiciera realidad la idea de que la congregación fuera puramente contemplativa con un hondo sentido eucarístico y mariano. Por ello, Aldama y Pruaño es reconocido como fundador de las Esclavas del Santísimo Sacramento junto con la madre María Rosario Lucas Burgos del Espíritu Santo.

Entre las obras del Padre Aldama se encuentran “El símbolo toledano I: su texto, su origen, su posición en la historia de los símbolos” (1934); “Virgo Mater. Estudios de teología patrística” (1963); “De quaestione mariali in hodierna vita Ecclesiae” (1964); “Repertorium pseudochrysostomicum” (1965) y “María en la Patrística de los siglos I y II (1970).

José Antonio Aldama Pruaño falleció en Granada el 23 de marzo de 1980 a la edad de 76 años, siendo depositados sus restos mortales en la capilla que la Congregación de las Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada, a la que estuvo tan vinculado, mantienen en la ciudad de la Alhambra.



"SANLÚCAR INFORMACIÓN", 16 de julio de 2021