UN ESCULTOR SANLUQUEÑO EN EL VIRREINATO DE NUEVA GRANADA
© José Carlos García Rodríguez
Con
el desarrollo de las ciudades que surgieron en el Nuevo Mundo tras la
colonización española del continente americano, se inicia una gran
demanda de arquitectos, pintores, escultores, retablistas y orfebres
que eran necesarios para contribuir a la realización de los
numerosos proyectos de erección de suntuosas iglesias, catedrales,
conventos y sedes religiosas. Uno de los artistas que atienden esta
llamada es Pedro Laboria, un escultor nacido en Sanlúcar de
Barrameda hacia el año 1700. Laboria, establecido de forma
definitiva en Santa Fe de Bogotá, contribuyó a aumentar la
influencia de la escultura andaluza en el Virreinato de Nueva
Granada, llegándose a situar como el más importante entre los
escultores de la época colonial española de Colombia.
Santa Bárbara (Pedro Laboria) |
Grupo escultórico del Santuario de la Virgen de la Peña. |
Laboria,
el mejor escultor de la etapa colonial de Colombia
Gracias
al espléndido resultado artístico de la labor realizada para los
jesuitas de Bogotá, Pedro Laboria fue acrentando su prestigio en
Nueva Granada, surgiéndole nuevos encargos para diversas iglesias
de la capital del Virreinato. Así para el templo de San Juan de Dios
esculpe un magnífico San
Francisco de Paula,
considerado entre lo mejor de su producción, una escultura de San
José con el Niño
y dos estatuillas de Santa
Teresa de Jesús.
Para la Catedral Primada realiza el
Juan Nepomuceno
que se venera en el altar consagrado a este santo y las esculturas de
San
José,
San
Joaquín
y Santa
Ana.
Otras obras van destinadas al colegio jesuita de San Bartolomé (San
Joaquín
y Santa
Ana),
a la iglesia de San Francisco (estatua policromada de San
Joaquín)
y a la iglesia de Santo Domingo (San
Joaquín
y Santa
Ana).
Para el templo de San Ignacio de Tunja, actual capital del
departamento colombiano de Boyacá, Laboria realiza un precioso San
Antonio con el Niño
en madera policromada y esgrafiada en oro con hojas de roble.
San Joaquín con la Virgen Niña
(Museo de Arte Colonial de Bogotá) |
Niño Jesús
(Museo de Arte Colonial - Bogotá)
|
Obras
de Laboria en el Museo de Arte Colonial de Bogotá
Junto
a la iglesia de San Ignacio donde trabajara Laboria para los jesuitas
bogotanos se encuenta, como dijimos, el edificio Las Aulas, destinado
desde 1942 a acoger el Museo de Arte Colonial cuyos fondos cuentan
con diversas obras de Pedro de Laboria. Entre ellas son de destacar
un San Francisco, un Niño Jesús y, muy especialmente,
un San Joaquín con la Virgen Niña. En todas ellas se aprecia
la técnica empleada por el escultor, mostrando su preferencia por
el uso del estofado brillante que ha sido relacionado con ejemplos
orientales, y el encarnado semimate que el artista reserva a rostros
y manos. También se observan en estas composiciones las posturas
inestables y, hasta cierto punto forzadas, que son características
en muchas de las obras del artista sanluqueño.
De
la talla de San Joaquín con la Virgen Niña que realizara
Laboria para las Carmelitas Descalzas de Bogotá, nos dice la
historiadora del arte colombiano Marta Fajardo de Rueda en su obra
Tesoros artísticos del Convento de las Carmelitas Descalzas de
Santa Fe de Bogotá:
La
obra fue vendida al Museo de Arte Colonial y desde entonces los
historiadores de arte a través de todo el siglo XX identificaron a
esta pareja como a San Joaquín y su pequeña hija en actitud de
baile. Confundían así las actitudes de estos personajes con pasos
de baile, cuando se trata, por una parte, de una pervivencia barroca
en el estilo de Laboria, la cual consiste en dotar a sus imágenes de
un elegante movimiento que hace ondear sus vestiduras y, por otra, lo
que hace el padre con su hija es enseñarle a leer, ya que sontenían
un libro en el que la niña posaba delicadamente su mano derecha al
parecer siguiendo los renglones. Infortunadamente el descuido o la
codicia, tan frecuentes en nuestro país, arrancaron de las rodillas
de San Joaquín el librito que como claramente se observa, resulta
una pieza clave para la adecuada lectura de la escena.
Antes
de su partida a América, donde en pleno siglo XVIII logró
restablecer la que había sido permanente influencia artística
andaluza desde el Descubrimiento, Pedro Laboria trabajó en su tierra
natal realizando esculturas e imágenes para iglesias y cofradías de
diversas localidades gaditanas.
Antes de su partida a América, donde en pleno siglo XVIII logró restablecer la que había sido permanente influencia artística andaluza desde el Descubrimiento, Pedro Laboria trabajó en su tierra natal realizando esculturas e imágenes para iglesias y cofradías.
Antes de su partida a América, donde en pleno siglo XVIII logró restablecer la que había sido permanente influencia artística andaluza desde el Descubrimiento, Pedro Laboria trabajó en su tierra natal realizando esculturas e imágenes para iglesias y cofradías.
“Pedro
Laboria abandona la Nueva Granada y dirige sus pasos a la ciudad de
Cádiz. Quizás surgieron desavenencias o escasearon los encargos en
Santafé, sentiría nostalgia de su tierra, o incluso es posible que
le aguardara familia en la ciudad andaluza o su entorno”(1),
escribe Francisco Javier Herrera García. A su vuelta a Cádiz,
Laboria se dedica durante más de treinta años a realizar esculturas
para diversas iglesias gaditanas y atender encargos destinados a las
interminables obras de la catedral. También en estos años esculpe
en piedra la imagen de San Bruno que preside el pequeño patio que
antecede a la hospedería de La Cartuja de Santa María de la
Defensión de Jerez.
“Nada
más conocemos de los últimos años del escultor –refiere Herrera
García-. No hemos localizado el testamento entre los protocolos
notariales gaditanos. Es posible que no lo otorgara, o simplemente lo
hiciera en otra localidad. Con su obra, todavía mal conocida según
hemos advertido, nos dejó un ejemplo inigualable de artista viajero,
de ida y vuelta, que contribuyó al acercamiento del arte andaluz y
del Nuevo Mundo” (2).