MANUEL JIMÉNEZ-ALFARO

 Fundador de FASA-RENAULT

© José Carlos García Rodríguez




Dentro de unos meses se cumplirán setenta años de la constitución de la empresa FASA que iniciaría en Valladolid el ensamblaje del automóvil Renault 4CV, el famoso “cuatro-cuatro” (cuatro puertas, cuatro plazas, cuatro caballos) cuyas primeras unidades empezaron a circular por las carreteras españolas en agosto de 1953, adelantádose en cuatro años al lanzamiento del popular SEAT 600. La firma del acuerdo que llevó a buen puerto la constitución de aquella sociedad automovilística se debe a la voluntad y al tesón de Manuel Jiménez-Alfaro Alaminos, un sanluqueño cuya visión de futuro le llevaría a firmar en París el 12 de febrero de 1951, junto al presidente de la Règie National des Usines Renault, el contrato para fabricar en la capital vallisoletana aquel coche que llegaría a alcanzar una notable popularidad entre los españoles.

Nacido en Sanlúcar de Barrameda el 8 de febrero de 1898, Manuel Jiménez-Alfaro, hijo de guardia civil, fue el tercero de cuatro hermanos. Tras estudiar bachillerato en el Colegio de Huérfanos del Ministerio de la Guerra ingresó en la Academia de Artillería en 1911, siendo destinado a Segovia como teniente del Regimiento de Artillería Pesada donde inicia su pasión por los medios de transporte mecanizados. Tras pasar por destinos sucesivos fue profesor de la Escuela de Automovilismo de Artillería durante unos meses hasta causar baja en el Ejército en julio de 1931 por habérsele concedido el retiro extraordinario.


El estallido de la guerra civil coge a Manuel Jiménez-Alfaro viviendo en Madrid donde es perseguido por las autoridades republicanas. Aunque acogido al amparo de la legación de Noruega donde es nombrado secretario del embajador, fue detenido por la policía y acusado de espionaje, permaneciendo en la cárcel desde agosto de 1937 hasta ser liberado al caer la capital de España en poder de las tropas nacionales el 28 de marzo de 1939.

Reintegrado en el Ejército, Jiménez-Alfaro ascendió a teniente coronel, siendo destinado en el Grupo de Automóviles de la Escuela Politécnica del Ejército donde llegaría a ser profesor principal, impartiendo las asignaturas de “Resistencia de materiales aplicada a la construcción de máquinas y material” y “Estudios, cálculo y fabricación de motores”. De aquí pasaría a ejercer de asesor de la Subcomisión de Combustibles para gasógenos y a formar parte de la plantilla del Cuerpo de Ingenieros de Armamento y Construcción (CIAC) del que fue uno de sus fundadores.


Siguiendo con su interés por todo lo relacionado con los automóviles, Manuel Jiménez-Alfaro visita fábricas, estudia componentes, asiste a congresos y hasta se instruye en el proceso de destilación de petróleos crudos en la Compañía Española de Petróleos. En 1949 realiza un viaje al Reino Unido para visitar varias fábricas de automóviles y de tractores, trasladándose al año siguiente a París con un permiso especial para realizar estudios relacionados con el automóvil. En 1951 vuelve de nuevo a París y pasa por Bruselas y Londres, asistiendo en esta última ciudad a su Salón Internacional de Automovilismo y del Ciclo.

El año 1951 quedaría bien grabado en la biografía del sanluqueño al iniciarse una nueva y brillante senda en su vida. Es el año que consigue, como habíamos adelantado, ser el titular de las licencias de la Régie Nationale des Usines Renault en España y que, tras la correspondiente autorización del Ministerio de Industria, le habrá de permitir el ensamblaje del automóvil Renault 4CV en Valladolid donde se había constituido la sociedad “Fabricación de Automóviles Sociedad Anónima” (FASA-Renault), primera empresa en España de producción en serie de automóviles y de la que Manuel Jiménez-Alfaro es nombrado su director gerente. Este proyecto suponía el arranque del sueño de fabricar coches en España al que Jiménez-Alfaro llevaba dedicando más de veinte años.

En junio de 2017, la familia de Manuel Jiménez-Alfaro donó al Archivo Municipal de Valladolid más de doscientos documentos de distinto tipo que permiten escudriñar en las difíciles circunstancias que rodearon la fundación y los primeros años de andadura de la empresa FASA. Gracias a estos documentos se pueden conocer las dificultades de todo tipo -políticas, ideológicas y económicas- que Jiménez-Alfaro hubo de superar para sacar adelante su proyecto empresarial. Las más duras resistencias a que se concediera al ingeniero sanluqueño el permiso para fabricar su Renault 4CV procedían de la empresa SEAT, contraria acérrima de aquella concesión que significaba el fin del monopolio estatal de la industria automovilística española, y del Instituto Nacional de Industria (INI) con sus innumerables trabas.

Sin atemorizarse ante tantos obstáculos como encontró a su paso, Jiménez-Alfaro, muy confiado en sus pretensiones, recurrió al ministro de la Presidencia, Luis Carrero Blanco, quien ya poseía alguna información de aquella idea que éste había apoyado desde el principio. Una vez que Carrero Blanco presentó el proyecto a Franco, el entonces jefe del Estado le dió su visto bueno en un Consejo de Ministros, publicándose en el BOE del 19 de octubre de 1951 la autorización oficial concedida a Manuel Jiménez-Alfaro para crear una nueva industria en Valladolid y fabricar el Renault 4CV. Así se hacía realidad un proyecto gracias únicamente a la fe ciega, al empuje y al tesón de un hombre que entendió perfectamente el papel que en un futuro podía jugar la industria de la automoción, marcando las pautas que más tarde se siguieron para hacer de España el referente como potencia automovilística internacional que hoy ostenta.

Anuncio del homenaje a Jiménez-Alfaro,
organizado por Antonio Reyes,
Delegado de Turismo de Sanlúcar,
el 4 de abril de 2014

En la década de los años 60, bajo la dirección del militar e ingeniero sanluqueño, las instalaciones de Renault en Valladolid fueron las más productivas fuera de Francia, y una de las empresas industriales más importantes de España. En los años siguientes, la filial española se consolidó como la inversión más productiva exterior del grupo francés, alcanzando en 1980 el liderazgo en España tanto en producción como en ventas.

Continuando con la biografía de Manuel Jiménez-Alfaro hemos de consignar que el 6 de septiembre de 1961 fue promovido al empleo de general director del CIAC, continuando en este cargo junto con otros anteriores nombramientos, a los que se añadirían a partir de julio de 1963 el de vocal representante del Ministerio del Ejército en la Comisión Nacional de Investigación del Espacio, y en octubre de 1964 presidente de la Comisión Gestora del Consejo de Administración del Instituto Nacional de Industria, todos ellos compaginados con su puesto de director gerente de la fábrica de automóviles de Valladolid. En febrero de 1966 pasó a la situación de reserva por edad, aunque continuó en el Consejo de administración de FASA hasta 1990. Manuel Jiménez-Alfaro Alaminos falleció en Madrid el 11 de enero de 1992 cuando estaba a punto de cumplir 94 años de edad.