"TOTO" BARBADILLO

 EL GRAN SEÑOR DE LA MANZANILLA


© José Carlos García Rodríguez





Quienes tuvimos la oportunidad de contar con la amistad de “Toto” Barbadillo pudimos disfrutar del carácter jovial, divertido y ocurrente de una personalidad que fue la imagen más amable, prestigiosa y entendida en el mundo de nuestros vinos a cuyo desarrollo y difusión tanto contribuyó. Antonio Pedro Barbadillo Romero, bodeguero insigne por sus dos enormes apellidos manzanilleros, además de lograr encumbrar a su empresa familiar en lo más alto entre las firmas del Marco de Jerez, aportó con la gran visión de futuro que solo está dada a los elegidos, una senda insospechada que ampliaba las posibilidades comercializadoras de nuestra zona vitivinícola.

Toto” Barbadillo, hijo del gran poeta, escritor y bodeguero Manuel Barbadillo Rodríguez, nació en Sanlúcar de Barrameda el año 1922. Tras estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla, se integró prontamente en el negocio vinatero, ocupando el cargo de secretario del consejo de administración de las bodegas de los Infantes de Orleans Borbón, además de apoderado de las bodegas Antonio Barbadillo y Pedro Romero cuando apenas era un muchacho. A estas primeras responsabilidades empresariales seguirían otras a lo largo de su vida, tales como socio fundador de las Bodegas Caydsa y presidente de Williams & Humbert Group, de Pedro Romero, S.A., de Gibalbín, S.A., de Antonio Barbadillo S.A.... llegando a estar considerado por el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xèrés-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda como "una de las personalidades que más han contribuido al desarrollo y la difusión de la cultura y el negocio de los vinos de Jerez y la manzanilla de Sanlúcar". Su destacado protagonismo dentro de la enología andaluza y española también le sería reconocido por parte de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos que le otorgó en 2004 la “Medalla de Oro a la Defensa de la Cultura Vitivinícola”. Siempre preocupado por la situación de Sanlúcar, “Toto” Barbadillo, quien fuera nombrado Hijo Predilecto de la ciudad, también tuvo cierta relación con la política local, llegando a ser teniente de alcalde y delegado de Hacienda y Personal en varias corporaciones municiples, así como juez municipal y comarcal.

"Castillo de San Diego"
creación de "Toto"
Barbadillo.

Entre las muchas y siempre acertadas aportaciones enológicas de “Toto” Barbadillo -“las cosas de Toto”- se encuentra la creación del vino de mesa joven, exento de crianza, “Castillo de San Diego”. Testarudo como él solo, don Antonio, empeñado en lograr con la uva “listán” un vino comparable a otros vinos foráneos que había conocido y que tanto le habían agradado, no paró en hacer pruebas hasta lograr el vino que creyó más adecuado para acompañar pescados y mariscos. A partir del momento en que el dueño de los restaurantes “La Dorada", Félix Cabeza, entusiasmado con la creación de “Toto” convirtió a “Castillo de San Diego” en vino de la casa a principios de la década de los 80, el ascenso comercial de este vino de Barbadillo fue imparable, llegando a situarse como el más vendido de España entre los vinos jóvenes blancos de mesa. Recuerdo que “Castillo de San Diego”, definido por “Toto” en su etiqueta como “Vino Noble de Mesa” fue también el vino que mi padre, por entonces apoderado de la bodega Barbadillo, adoptó como nuestro vino de mesa familiar hace casi medio siglo.

Coincidiendo con el lanzamiento comercial de “Castillo de San Diego” a mediados de la década de los años 70, Barbadillo firma con la inglesa Harvey un contrato para suministro de sus vinos, obligando a la empresa sanluqueña a crear su moderna planta de vinificación de Gibalbín dotada con la enotecnia más avanzada. Junto a estas instalaciones se encuentran los grandes viñedos de “listán” donde en los últimos tiempos también proliferan las diferentes variedades de cepas tintas que son la base para la elaboración de nuevos vinos.


Con “Castillo de San Diego”, el gran sueño de “Toto” Barbadillo hecho realidad, se abría un camino inédito para los vinos de la zona afrontando las suspicacias del Consejo Regulador y de las bodegas del Marco que impidieron incluso hacer mención del nombre de Sanlúcar en las etiquetas del nuevo vino. Pero las trabas fueron superadas con inteligencia y a “Castillo de San Diego” seguirían el semidulce blanco “Maestrante”, una gama de tintos y hasta unos espumosos cuyas primeras pruebas fueron dirigidas por don Antonio. Hoy, los espumosos de Barbadillo, entre ellos uno cuya etiqueta, “Toto Barbadillo”, rinde homenaje a nuestro personaje, son referentes inexcusables entre los vinos españoles de esta categoría.

Juramento de los miembros de la
"Orden de la Solear"


Su carácter comunicador y su permanente disposición llevarían a “Toto” Barbadillo a impartir conferencias y a participar en mesas redondas donde exponía sus profundos conocimientos acerca de la manzanilla y de los demás vinos del Marco. A su pluma se deben el libro “Historia de las Bodegas Barbadillo” y un buen número de artículos periodísticos publicados en “Diario de Cádiz” y “Diario de Jerez”. En ellos, “Toto” Barbadillo, con su gracia característica, nos habla de todo: de personajes que dejaron huella, de los trabajos del vino, de las vendimias de tiempos pasados, de carreras de caballos, de política y de otros muchos asuntos que nos desvelaron entrañables recuerdos de una pretérita Sanlúcar. Más tarde, casi dos centenares de estos artículos aparecerían recopilados en un libro editado bajo el título de “Aloque”. En un prólogo para una antología de la manzanilla, “Toto” Barbadillo lanzaba una idea que ha hecho fortuna: que el mayor esplendor del genuino vino de Sanlúcar ha coincidido siempre con los momentos en que nuestro país alcanzaba sus mayores cotas de libertad.

Un espumoso de Barbadillo
que homenajea a "Toto".

Toto”, quien llegaría a formar parte de casi todas las organizaciones y academias relacionadas con la enología, tanto de carácter nacional, como internacional, constituiría en Sanlúcar, junto a su primo Juan Carlos Barbadillo y Gabriel Raya, la “Orden de la Solear”. De esta Orden, a la que me honro en pertenecer desde los tiempos en que sus capítulos se celebraban en la Caseta Barbadillo de la Feria de la Manzanilla, forman parte, entre damas y caballeros, una pléyade de restauradores, políticos, escritores, artistas de todo tipo, periodistas y profesionales de las más diversas ramas hasta completar una nómina cercana a los tres centenares de miembros quienes juran fidelidad al vino más representativo de Barbadillo, su prestigiosa manzanilla “Solear”, sin duda, la gran pasión de “Toto” a lo largo de su vida.

El día 3 de enero de 2005 fallece de forma inesperada “Toto” Barbadillo a los 82 años de edad. Con su muerte, Sanlúcar perdía al mayor valedor de sus vinos y, muchos, muchísimos, a un gran amigo. "Ha fallecido un sanluqueño versátil, lúcido y hospitalario, un anciano propicio al asombro que, con sus maletas plenas de vida, a veces, jugaba a ser niño", dejó dicho el profesor y literato José Antonio Hernández Guerrero a la muerte de don Antonio.