ENRIQUE SÁNCHEZ PEDROTE

Americanista y musicólogo


© José Carlos García Rodríguez






La música siempre formó parte de la vida y de las preocupaciones académicas de Enrique Sánchez Pedrote, quien supo compaginar de forma admirable su doble condición de americanista y musicólogo. “Desde sus primeros días –dirá el músico Manuel Castillo en su contestación al discurso de recepción de don Enrique en la Real Academia de Bella Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla- la música ha sido compañía para Sánchez Pedrote. Abelardo Sánchez, su padre, es profesor de música y compositor. Un hombre muy ligado a Sanlúcar, a quien Enrique guardará devoción toda su vida: Joaquín Turina. En tertulias familiares, en su propia casa, el gran compositor sevillano toca el piano o hace música de cámara”.

No es de extrañar que el ambiente musical que vive Sánchez Pedrote desde su infancia llegase a orientar su formación futura. En Sanlúcar de Barrameda, donde nace el 10 de octubre de 1913, realiza los estudios de bachillerato y recibe de su padre las primeras lecciones musicales que continuará en Cádiz con José Gálvez, un sacerdote amigo de Manuel de Falla que fuera director de la Academia de Música Santa Cecilia. Después, Sánchez Pedrote sigue estudios de Magisterio, siendo dado de alta en 1934 en el escalafón general de maestros de escuelas nacionales donde aparece con el número 20.018. Al concluir la Guerra Civil es destinado a un colegio público de Algodonales, alternando su magisterio con los estudios, por libre, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla.
Abelardo Sánchez, organista y compositor, inició a su hijo
Enrique en el conocimiento musical.
Muchos años después, en una entrevista para ABC de Sevilla, Sánchez Pedrote recordaría con mucho cariño aquellos años de maestro en Algodonales. A preguntas del periodista, responde el profesor: “Puede que le extrañe que mi preferencia en cuanto al recuerdo, sea la de mi juventud en una escuela nacional de un pueblo perdido de la Sierra de Cádiz, donde logré enseñar canciones, rápidamente asimiladas por los alumnos, sirviéndome de mi violín. Dura, pero satisfactoria ha sido la de mi etapa de profesor universitario; pero nunca tan entrañable como ver despertar la afición en los niños alejados de la música de concierto” (ABC, Sevilla 9 de diciembre de 1983, p. 46).
A la licenciatura en la especialidad de Historia seguirá el doctorado en la Universidad de Madrid con una tesis sobre el tema El arzobispo D. Antonio Caballero y Góngora, Virrey de Nueva Granada.
En el ya citado discurso de Manuel Castillo, leemos:
A partir de 1946 vive en Sevilla. Sánchez Pedrote ha alcanzado la madurez, y con la misma naturalidad con que enseñara unos años atrás las primeras letras a los colegiales de Algodonales, con el mismo afecto a alumnos y público se entrega a un ininterrumpido trabajo que le hace pieza fundamental de la vida cultural de Sevilla, muy particularmente de la musical.
La labor docente en Sevilla la inicia Sánchez Pedrote como profesor de la Universidad Laboral. Después pasará a ser profesor adjunto numerario de Historia Universal Moderna y Contemporánea en la Universidad Hispalense. Más tarde será profesor adjunto numerario de Historia de la Música en la misma Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. Al crearse en 1955 en la Universidad de Sevilla la cátedra “Cristóbal de Morales”, Sánchez Pedrote es designado para su desempeño, permaneciendo en ella hasta su fallecimiento.
En estos años encontramos a don Enrique, que es como le llamaban todos sus alumnos, como profesor asiduo de los cursos de verano de la Universidad de la Rábida. También ejercerá como delegado en Sevilla del Instituto de Cultura Hispánica y como corresponsal del prestigioso diario España de Tánger, además de erigirse en el gran dinamizador de la vida musical sevillana en una época en que la ciudad hispalense era un auténtico páramo en esta faceta cultural.. A Sánchez Pedrote, vocal de cultura del Club La Rábida y encargado de Musicología de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, deberían los melómanos sevillanos la mayor parte de las actividades relacionadas con la música y los conciertos programados en la ciudad en aquellos años.
En el Club La Rábida tendrían cabida preferente las conferencias musicales y las audiciones comentadas. Y allí se celebrará el gran homenaje que le era debido a Joaquín Turina, contando con la presencia del genial pianista sanluqueño y gran intérprete de la obra turiniana, Antonio Lucas Moreno, quien fuera buen amigo del compositor sevillano y de Sánchez Pedrote.
Publicaciones de Enrique Sánchez Pedrote.


    Pronto empiezan a aparecer las publicaciones en las que Sánchez Pedrote muestra sus facetas académicas, tanto  la americanista como la musicóloga. En 1950 publica los trabajos de investigación Música norteamericana y Los prelados virreyes, ambos como separatas en sendos números de la “Revista de Estudios Americanos”. En la misma revista publica en 1953 La obra musical de Héctor Villalobos y en “Archivo Hispalense” aparece en 1971 su trabajo Bécquer y la música: la música en la época de Bécquer. En 1985 publica el libro Dos centenarios: Bach y Händel, 1685-1985 y dos años más tarde escribe el estudio preliminar de la edición traducida por José Luis Moralejo de la obra Música Práctica de Bartolomé Ramos de Pareja. También atraído por la lírica, Sánchez Pedrote publicaría en 1948 Voz sin eco, su único libro de poemas que prologa Francisco Montero Galvache. A Enrique Sánchez Pedrote se debe igualmente la autoría de dos pequeñas obras que nos introducen en el conocimiento del pasado musical de la ciudad hispalense: Apuntes para una historia musical de Sevilla (1983) y la monografía Sevilla y Turina (1982).
El 19 de noviembre de 1966 Sánchez Pedrote es recibido como académico de número en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Su discurso de ingreso, titulado Huellas españolas en la música vocal en Hispanoamérica, fue contestado como ya sabemos por el músico y compositor Manuel Castillo.
Enrique Sánchez Pedrote en su etapa de
crítico musical de ABC.


    Como conferenciante ameno y buen comunicador, don Enrique fue invitado por numerosos centros y universidades. Pasa por el Instituto de España en Londres, la Fundación Gulbenkian de Lisboa, los ateneos de Madrid y Salamanca… y llega a dictar cientos de conferencias y a escribir numerosísimos artículos. Como reconocimiento a su labor académica fue nombrado miembro correspondiente de la Real Academia de San Fernando de Madrid y de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz. También en Sanlúcar, donde deleitó en repetidas ocasiones a sus paisanos con lecciones magistrales, es reconocido por el Ateneo donde su presidente, Manuel Barbadillo, le impone el distintivo de oro de esta institución sanluqueña.
En 1970, Sánchez Pedrote sucede a Norberto Almandoz como crítico musical de la edición de Andalucía del diario ABC, labor que desarrollará hasta un año antes de su fallecimiento que tiene lugar en Sevilla el 27 de mayo de 1985.

PUBLICADO EN REVISTA CIRQULO
Nº 27 Invierno 2020