GUILLERMO DÍEZ CUEVAS

 El cronista erudito


© José Carlos García Rodríguez





Guillermo Díez Cuevas fue un personaje que aún se recuerda en Sanlúcar como el gran depositario del conocimiento de la historia de nuestra ciudad. “Esto hay que consultárselo a don Guillermo” era una frase que ponía punto y final a las opiniones enfrentadas y a las discusiones acerca de asuntos poco esclarecidos relacionados con el devenir sanluqueño. Para Díez Cuevas la historia local fue su gran pasión y su prácticamente exclusivo tema de conversación a lo largo de toda su vida.

Don Guillermo, hijo de Guillermo Díez Zambrano y Dolores Cuevas Vadillo, nació en 1907 en la casa familiar situada en la barrialteña calle de Mesón del Duque. Alumno del colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle), entonces ubicado en su primitiva sede de la calle Trabajadero, en lugar muy cercano a su domicilio, Díez Cuevas mostró desde muy joven inquietudes que le llevarían a la militancia política. Con 24 años accede como concejal al Ayuntamiento de Sanlúcar de la mano del líder socialista local Manuel Ruiz Delgado quien sería nombrado alcalde interino el 5 de mayo de 1931 tras la proclamación de la II República. En las elecciones municipales convocadas para el día 31 de aquel mismo mes de mayo por la Comisión Gestora del Gobierno Provisional de la República, Ruiz Delgado saldría confirmado en la alcaldía al tiempo que Díez Cuevas era elegido como edil al haber conseguido casi setecientos votos en el Distrito Primero de la ciudad.

En la sesión celebrada por el Ayuntamiento de Sanlúcar el 18 de noviembre de 1931 se acordó designar al concejal Guillermo Díez Cuevas, junto al alcalde Ruiz Delgado, para representar a la ciudad en el congreso que empezaba a organizarse con el fin de estudiar un Estatuto Regional para Andalucía. Unas semanas más tarde, en carta de fecha 7 de enero de 1932 remitida por el Ayuntamiento a Hermenegildo Casas Jiménez, presidente de la Diputación de Sevilla y también presidente del congreso que se preparaba, el Cabildo sanluqueño daba cuenta de las personas designadas para asistir a aquel evento. Es de esta forma como Guillermo Díez Cuevas pudo estar presente durante los días 29 al 31 de enero de 1933 en aquella importante reunión celebrada en el Círculo de la Amistad de Córdoba donde se debatió y aprobó el proyecto de bases para un Estatuto de Autonomía que entonces no llegaría a hacerse realidad debido a las circunstancias políticas y bélicas que determinaron el final de la República. En aquel congreso se dieron cita hasta trescientos representantes de la sociedad andaluza, desde alcaldes y concejales de toda la región hasta miembros de las diputaciones, de la Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, del Colegio de Peritos Agrónomos de Córdoba, de la Cámara de Comercio de Jaén, de los ateneos, diputados a Cortes, representantes de partidos políticos y de la Juntas Liberalistas.

Durante su etapa como concejal, Díez Cuevas fue miembro de la Junta Consultiva Benéfico-Sanitaria y de la Delegación Municipal de Asuntos Jurídicos e Instrucción Pública. “Nunca pude hablar nada con Guillermo Díez Cuevas de su etapa política, si bien fuimos compañeros del Claustro de Profesores en el Colegio El Picacho”, diría Narciso Climent sobre nuestro personaje, y añadía: “al pensar en aquel asunto, me viene a las mientes las palabras de Federico García Lorca: El pasado se pone/ su coraza de hierro/y tapa sus olvidos/con algodón del viento./Nunca podrá arrancársele/un secreto”.

Después de abandonar su dedicación política por desacuerdos surgidos con algunos compañeros de militancia, Guillermo Díez Cuevas pasaría a ocuparse de trabajos técnicos y a realizar funciones municipales diversas, demostrando una contrastada capacidad y una inusual eficacia. En su trabajo en el Ayuntamiento Guillermo Díez Cuevas llegó a ser funcionario de la Administración Local, alcanzando la categoría de oficial mayor. Don Guillermo, apasionado por la historia y por el patrimonio artístico de Sanlúcar, sería nombrado cronista de la ciudad, designación que siempre llevó a gala, permitiéndole divulgar sus amplios conocimientos avalados por su familiaridad con el Archivo Municipal. Posiblemente debido a su pasado político, del que don Guillermo nunca quiso hablar, le sería negada injustamente la concesión de la Medalla del Trabajo que le fue solicitada por el Ayuntamiento de Sanlúcar como recompensa y reconocimiento por su eficaz servicio al municipio a lo largo de treinta y tres años.

Díez Cuevas fue colaborador desde muy joven en las publicaciones sanluqueñas de la época, siendo habitual su presencia con artículos sobre la ciudad en “La Chispa” y “Sanlúcar”, llegando a ejercer durante un tiempo en su etapa de militancia política como director de la publicación “Claridad”. Otro colaborador en aquellos periódicos sanluqueños era el cura, escritor y jurista Pedro Badanelli, a quien Díez Cuevas conoció e hizo amistad con él antes de que el presbítero marchase a la Argentina. Don Guillermo mantendría relación postal con el heterodoxo sacerdote y de él recibiría puntualmente los libros que publicaba y en los que le incluía unas larguísimas dedicatorias a modo de cartas. Así, en 1973, cuando edita su obra “Carta abierta a Paulo VI” le escribe en este libro un larguísimo mensaje en el que entre otras cosas le dice: “Para regocijo de intelectuales y para bronca de curas, bachilleres y barberos, que diría don Miguel II de España, vale decir nuestro querido Unamuno”.

Al aparecer la revista “Sanlúcar de Barrameda”, fundada por Salvador Martínez Pretel en 1965, la firma de Guillermo Díez Cuevas fue habitual en ella, junto a las de Manuel Barbadillo, Policarpo Domínguez Guzmán y Eduardo Domínguez Lobato, aportando todos ellos prestigio a la veterana publicación de la Imprenta Santa Teresa. En esta revista Díez Cuevas regó sus páginas durante doce años (desde 1967 a 1978) con artículos de cierto carácter monográfico para hablarnos de aspectos históricos de Sanlúcar y de algunos personajes de relevancia: fiestas locales, el clima de la ciudad, el escudo de Sanlúcar, estampas ducales, historia de las cofradías de Sanlúcar, querellas señoriales en la Baja Edad Media sanluqueña, itinerarios líricos y hasta realizando entrevistas a los alcaldes de la ciudad. “Aquel hombre de corta estatura, de mirada quevedesca, de voz atiplada, de agradable cordialidad, desplegaba un amplio conocimiento de la tierra que le vió nacer”, escribió Climent para describirnos la figura y la personalidad de Díez Cuevas.

Una faceta bien conocida por los sanluqueños entre los quehaceres de don Guillermo fue la de docente, ocupación a la que dedicaba las horas libres que le eran permitidas por su horario de trabajo como funcionario municipal. Como profesor de inglés Díez Cuevas fue durante muchos años prácticamente la única posibilidad a la que podían acceder los estudiantes sanluqueños interesados en aprender este idioma cuyos conocimientos también impartió nuestro personaje a los alumnos del “Colegio El Picacho” del Instituto Social de la Marina.




"SANLÚCAR INFORMACIÓN", 8 de octubre de 2021