ANTONIO BARBADILLO Y GARCÍA DE VELASCO

 El gran valedor de los vinos del Marco de Jerez


© José Carlos García Rodríguez





Antonio Barbadillo y García de Velasco, haciendo honor a sus dos grandes apellidos manzanilleros, ha sido una de las más destacadas personalidades en la reciente historia del Marco de Jerez, mostrándose como el más firme defensor de la genuidad de nuestros vinos en los mercados internacionales desde su puesto en el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xèrés-Sherry y Manzanilla Sanlúcar de Barrameda cuya presidencia ocupó a lo largo de más de veinte años.

De mi relación personal con Antonio Barbadillo recuerdo el interés que mostró cuando en mis últimos meses de gerencia en el Patronato Municipal de Turismo, hace más de treinta años, le presenté un proyecto de constitución en nuestra ciudad de una ruta enoturística bien definida que necesitaba del apoyo del Consejo Regulador. Aquella propuesta que no llegó a materializarse debido a circunstancias que prefiero olvidar, recibió una calurosa acogida por parte de Barbadillo y García de Velasco y su firme compromiso de colaboración. Era un tiempo en que aún tardarían en constituirse las “Rutas del Vino de España” y con ellas la “Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez” puesta en marcha en 2006 cuando otro sanluqueño, Jorge Pascual Hernández, ostentaba la presidencia del Consejo.

Antonio Barbadillo, un sanluqueño de visión tan amplia como era su estatura física y su dimensión humana, desarrolló su brillante historial profesional dirigiendo en su condición de doctor ingeniero agrónomo grandes empresas agrarias y promoviendo el cooperativismo por la provincia. En 1968, tras el cese de Salvador Ruiz Berdejo, quien había sido nombrado Jefe de la Sección de Fomento y Control de la Calidad de las Producciones Agrícolas en el Ministerio de Agricultura, Antonio Barbadillo, ya director de la Estación de Viticultura y Enología de Jerez, accede a la presidencia del Consejo Regulador. En vísperas de la vendimia de aquel año, tras ser aprobadas las normas que habrían de regir en la campaña, Antonio Barbadillo contribuiría a apaciguar las acaloradas discusiones entre viñistas y bodegueros sobre el precio de la uva y mostos, como continuaría haciendo con muy buena mano durante los siguientes veintitrés años. A lo largo de su presidencia en el Consejo la labor de Antonio Barbadillo, hombre de acuerdos y de soluciones surgidas del pacto razonable, destacó muy especialmente por haber logrado mantener a la institución vinatera en una obligada posición de neutralidad frente a la permanente colisión de los intereses sectoriales que eran defendidos por bodegueros, viticultores y cooperativistas.

La entrada de Antonio Barbadillo y García de Velasco en el Consejo Regulador se produce tan solo unos meses después de que el juez Geoffrey Cross de la Alta Corte de Justicia del Reino Unido dictara sentencia salomónica en el que fuera famoso “Sherry Case” o “Pleito del Sherry” que favorecía parcialmente a los bodegueros del Marco. Aunque el juez rechazó la argumentación británica de que el término "Sherry" era un término genérico, no aceptó sin embargo la pretensión del sector vinatero jerezano de prohibir el uso de "British Sherry", "Cyprus Sherry", "Canada Sherry", "Australian Sherry" o cualquier otra denominación similar que pudo seguir utilizándose.

El fallo del juez británico llevaría a Antonio Barbadillo a hacer una de sus prioridades durante sus muchos años al frente del Consejo Regulador el conseguir la materialización de los efectos de aquel famoso proceso de la forma más satisfactoria para el sector. Para ello llevó a cabo una permanente actividad en los foros internacionales y promovió constantes campañas publicitarias para defender el origen español y andaluz de nuestros vinos frente a la desleal competencia que tenían que seguir soportando en el contexto británico, el principal mercado importador de los vinos del Marco de Jerez. Otra de sus batallas por aquellos años fue la promulgación de la “Carta del Exportador” con el fin de resolver determinados falseamientos de las exportaciones nacionales de vinos.

Nombrado presidente de la Diputación Provincial de Cádiz, Antonio Barbadillo toma posesión el 4 de noviembre de 1971, simultaneando el nuevo cargo que ostentaría hasta 1978, con sus responsabilidades en la presidencia del Consejo Regulador.

Incluído por el diario ABC en su lista de los políticos españoles de mayor proyección en la etapa de transición a la democracia que se iniciaba tras la muerte de Franco, Antonio Barbadillo sería uno de los 53 procuradores en Cortes que constituirían el “grupo parlamentario regionalista” cuya actividad política se encaminaba a hacer cumplir los objetivos señalados en el primer mensaje de la Corona, entre ellos “el reconocimiento dentro de la unidad del Reino y del Estado, de las peculiaridades regionales como expresión de la diversidad de pueblos que constituyen la sagrada realidad de España”. En aquel grupo, presidido por Laureano López Rodó, formaron parte muchos procuradores que continuarían su carrera política en las filas de Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez o en la Alianza Popular de Fraga Iribarne, entre ellos Lorenzo Olarte, Julio Nieves Borrego o Hipólito Gómez de las Roces. Antonio Barbadillo, quien optó por dedicarse plenamente a su actividad como presidente del Consejo Regulador, daría por concluida su incipiente carrera política tras formar parte, en representación de las diputaciones provinciales, del primer consejo de gobierno de la Junta de Andalucía constituido el 2 de junio de 1978 y que fuera presidido por Plácido Fernández Viagas.

Los méritos contraídos por Antonio Barbadillo y García de Velasco en el desarrollo de sus labores institucionales le serían reconocidos con algunas de las más altas condecoraciones del Estado. Así, durante su etapa como presidente de la Diputación de Cádiz, el Ministerio de Marina le concede por Decreto de 5 de enero de 1973 la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco. Años más tarde, por un Real Decreto de 23 de junio de 1976 el Ministerio de Educación y Ciencia cuyo titular entonces era Carlos Robles Piquer le otorga la Gran Cruz de la Orden Civil de Alonso X el Sabio, una distinción que únicamente se concede a “personas físicas españolas o extranjeras que hayan contribuido en grado extraordinario al desarrollo de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia o la investigación, siempre que sea patente el nivel excepcional de sus méritos”.

Antonio Barbadillo, hombre activo y de aparente buena salud, falleció de forma inesperada en la madrugada del lunes 7 de enero de 1991, a los 61 años de edad. La muerte le sobrevino en el hospital General de Jerez al que fue trasladado tras sufrir un infarto en su domicilio sanluqueño de la calle Sevilla, constituyendo su funeral en la Iglesia de Nuestra Señora de la O una de las mayores manifestaciones de duelo que se recuerdan en la ciudad, con la asistencia de todo el sector vinatero del que formaba parte así como de personalidades de la política y de un gran número de sanluqueños.






"SANLÚCAR INFORMACIÓN", 11 de octubre de 2021