FRANCISCO DE PAULA DEL CASTILLO ULRRI

Un gran político de la I República


© José Carlos García Rodríguez






Francisco de Paula del Castillo Ulrri fue un político de adscripción republicana que llegó a ejercer una importante actividad pública y a ocupar cargos de gran relevancia durante el llamado “sexenio revolucionario” (1868-1874). Por su partida de Bautismo sabemos que Francisco de Paula nació en Sanlúcar en 1823: “En lunes catorce de abril de mil ochocientos veintitrés, yo D. Benito Ramos, cura teniente de la Iglesia Mayor Parroquial de esta ciudad de Sanlúcar de Barrameda, bauticé solemnemente a Francisco de Paula Vicente que nació en este día, hijo de Luis Castillo y Montaño y de María del Carmen Ulrri, naturales de esta ciudad, fueron sus padrinos Vicente Dorado y María de los Dolores Sánchez, su mujer, a quienes advertí el parentesco espiritual y obligaciones que contrajeron y lo firmé.- Benito Ramos”.

Después de terminar sus primeros estudios y conocer algo de lengua latina, Castillo Ulrri ingresó becado en el seminario conciliar que había sido establecido en Sanlúcar por Francisco de Paula Rodríguez. Allí cursó los dos primeros años de Filosofía, estudios que concluiría en 1840 en la Universidad de Sevilla donde también realizó la carrera de abogado de la que se graduó en 1846. Seguidor de la causa del general Espartero, Francisco de Paula, llevado por su fervor progresista, pasó a militar en 1863 en el Partido Democrático, una facción escindida en 1849 del Partido Progresista, con el que colaboró desde la capital andaluza en actividades revolucionarias y en el movimiento antiborbónico que perseguía el derrocamiento de la reina Isabel II y el fin de la monarquía. Más tarde, consumado el triunfo de la revolución de septiembre de 1868, el político sanluqueño se integraría en las filas del Partido Republicano Federal cuyo principal teórico y uno de sus líderes más reconocidos fue Francisco Pi y Margall de quien Castillo Ulrri siempre se confesaría un ferviente seguidor.

Tras el triunfo de “La Gloriosa”, Castillo Ulrri accedió a la alcaldía de Sevilla donde permaneció durante unos meses al sustituir a Joaquín Auñón León de Orbaneja. Desde su puesto al frente de la municipalidad sevillana nuestro personaje continuaría con la labor de transformación urbanística de la capital andaluza, un trabajo que había iniciado el intendente Arjona durante los últimos años de reinado de Fernando VII y que fue retomado por anteriores ayuntamientos a partir de enero de 1867 con el comienzo del derribo de las murallas de Sevilla que se extendían entre la Puerta del Sol y la Puerta de Córdoba. Esta decisión tomada por el ayuntamiento sevillano era contraria a la opinión de la Comisión Provincial de Monumentos, lo que originó un gran malestar popular y diversos escritos de protesta e informes que fueron reunidos en un expediente remitido a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a fin de frenar la demolición aunque sin llegar a conseguirse los fines pretendidos.

Tras su breve primera etapa al frente del ayuntamiento hispalense Francisco de Paula sería declarado por los liberales de Sevilla como su candidato a diputado por la provincia para las nuevas Cortes Constituyentes, consiguiendo se elegido con casi 28.000 votos. En aquellas Cortes abiertas en sesión celebrada el 11 de febrero de 1869 Castillo Ulrri, formando parte de la minoría republicana, participa en la redacción de la Constitución que habría de regir con el cambio político surgido del triunfante movimiento revolucionario. Esta nueva carta magna que venía a reemplazar a la anterior, vigente desde 1845, sería ratificada el 1 de junio de aquel año. Francisco de Paula del Castillo Ulrri permaneció como diputado en aquellas Cortes hasta que fueron disueltas el 3 de enero de 1871, un día después de que Amadeo I, elegido por el Congreso como rey de España, jurase la nueva Constitución.

De regreso en Sevilla, Castillo Ulrri volvió a ocupar la alcaldía por segunda vez, prosiguiendo con el derribo de las murallas y las históricas puertas de la ciudad, un trabajo que se había acelerado a partir del triunfo de la revolución de septiembre de 1868. Estos derribos, a los que el nombre de Castillo Ulrri quedaría unido para ser recordado como uno de sus máximos impulsores y ejecutores, serían justificados por el ayuntamiento por razones higiénicas, simbólicas y económicas, al ser consideraradas aquellas viejas construcciones como perjudiciales para la salubridad pública, como un estorbo para el tráfico de personas y mercancías, como un emblema de la opresión y como un impedimento para el crecimiento de la ciudad y para su desarrollo económico.

En la sede de la Diputación de Sevilla, bajo la presidencia de Pedro Rodríguez de la Borbolla, se reúnen el 6 de septiembre de 1872 los compromisarios y diputados provinciales constituidos en junta electoral para el nombramiento de senadores. Efectuada la votación por los candidatos, Francisco de Paula del Castillo Ulrri resulta elegido para representar en el Senado a la provincia al obtener 92 votos, siendo aprobada y proclamada su elección por la Secretaría del Senado el día 26 de aquel mismo mes de septiembre. Junto a él fueron también elegidos como senadores por Sevilla Juan José Hidalgo y Caballero con 134 votos y Federico Rubio y Gali quien obtuvo 91 votos.

Después de la dimisión de Amadeo de Saboya y ser proclamada la I República Española el 11 de febrero de 1873, Castillo Ulrri ocupa el puesto de gobernador civil de la provincia de Sevilla donde permanece hasta que en los comicios del 10 de mayo de aquel año el político sanluqueño accede a la Asamblea Nacional como diputado por el distrito de Priego de Córdoba al haber resultado elegido por 8.954 votos. El sanluqueño toma posesión de su nuevo cargo en coincidencia con el nombramiento de su admirado Pi i Margall como segundo presidente del gobierno republicano al dimitir Estanislao Figueras con su famosa frase en catalán: "Senyors, ja no aguanto més. Els seré franc: estic fins als collons de tots nosaltres!" (¡Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy hasta los cojones de todos nosotros!”). Durante esta etapa como diputado, Castillo Ulrri, federalista convencido, participó en el Proyecto de Constitución Federal de 1873 que fuera redactado por Emilio Castelar y que pese a no llegar a aprobarse por la Asamblea daría origen a un sinnúmero de declaraciones cantonales independientes y a una situación que llevaría a la dimisión de Pí y Margall.

Con el final de la I República, tras el golpe de estado del general Pavía el 3 de enero de 1874, y la Restauración de la monarquía borbónica al finalizar aquel año con la entronización de Alfonso XII, se difumina la vida pública de nuestro personaje quien debió dedicarse a sus actividades particulares en Sevilla. En fecha indeterminada, Francisco de Paula del Castillo Ulrri regresa a su Sanlúcar natal donde fallece el 2 de abril de 1908 cuando está a punto de cumplir 85 años de edad.


"SANLÚCAR INFORMACIÓN", 18 de octubre de 2021